lunes, 19 de septiembre de 2011

Imagenes colectivas


El concepto de “imaginario” (Castoriadis, Bazcko, G. Durand, Maffesoli, B. Anderson) constituye una categoría clave en la interpretación de la comunicación en la sociedad moderna como producción de creencias e imágenes colectivas. Lo deseable, lo imaginable y lo pensable de la sociedad actual encuentra definición en la comunicación pública. Por lo cual, ésta se convierte en el espacio de construcción de identidades colectivas a la manera de “verse, imaginarse y pensarse como”. Esta perspectiva permite entender las cuestiones de cultura como desde la reflexión de la identidad a la reflexión sobre la diversidad.


A las imágenes colectivas de la toma desde el punto de vista de la tribu ya que allí se anidan en gran cantidad ejemplos y trayendo como consecuencia que la ciudad real ya poco se usa ya que la imágenes colectivas en la tribu urbana hace que se piense en esto: cada vez tenemos más trabajo en nuestra casa, en nuestras oficinas nos permiten incluso comer o traer invitados como si fuera nuestra casa. Es decir, podríamos pensar que nos movilizaríamos menos. A esto súmele trancones, polución, etc. o sea que la tecnología nos puede dar una respuesta de más uso de la ciudad digital y menos de la ciudad física. Por tanto cada vez llevamos más la ciudad imaginada, por dentro como luces que conforman el Imaginario colectivo.
La identidad colectiva se conforma como el conjunto de creencias compartidas por una sociedad que implican una visión de sí misma como “nosotros”, es decir, una autorepresentación de “nosotros mismos” como estos y no otros.



Entre la determinación social y la creación libre del espíritu se abre un campo que ha sido interpretado de múltiples maneras: determinación simple o compleja, causalidad y multicausalidad, influencia, correlación, afinidad electiva, entre otras propuestas.



La creatividad de las significaciones remite a “lo imaginario” como fuente de lo nuevo radical. Las significaciones sociales implican una determinabilidad infinita y última, imposible de ser “explicada” por pura determinación social funcional.


La Imagen Mental


La imagen mental es representada como el inconsciente, y el consiente es representado con la palabra, así esta es considerada como la imagen central de la mente, la forma más lógica y consiente de ver estas imágenes son los sueños ya que en ellos representamos al inconsciente que está dormido por así decirlo, estas imágenes son los estímulos sensoriales sin un estímulo externo.



Este contenido tiene que cumplir determinadas condiciones: en la conciencia de imagen aprehendemos un objeto como análogo de otro objeto. El contenido puramente psíquico de la imagen mental no puede escapar a esta ley: una conciencia que estuviese frente a la cosa que trata de aprehender sería una conciencia perceptiva; una conciencia que tratase de aprehender la cosa sin contenido sería una pura conciencia de significado.
La multiplicidad de la imagen indiferenciada de la imagen es menos aparente durante el estado de vigilia porque, en las formaciones de vigilia, el saber impone más claramente su marca de afectividad, en la comunicación revisamos los estudios que apoyan la existencia de las bases neuropsicológicas de las imágenes mentales, así como los modelos propuestos por Farah y Kosslyn, ya que aportan los principios cognitivos más interesantes para establecer los programas de rehabilitación neuropsicológica. Hemos revisado las estrategias más eficaces que se pueden emplear en este campo y las características de las poblaciones con daño cerebral objetivo de ellas como son las personas con traumatismo craneoencefálico, envejecimiento, demencias, etc.


 En general las imágenes mentales se han empleado como técnica mnemotécnica para recordar aspectos relevantes, sin embargo, en esta comunicación, proponemos la utilización de las mismas para tratar la alteración o el deterioro de las funciones ejecutivas y de las apraxias, en este sentido, por ejemplo, se pueden usar para establecer las secuencias de los movimientos que se deben seguir para la consecución de los objetivos.